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Historia

Una breve historia de El British Club Las Palmas de Gran Canaria

La pequeña, pero en crecimiento constante, comunidad de comerciantes de las Islas Británicas en Gran Canaria desde la primera mitad del siglo XIX recibió un gran impulso cuando, en 1883, el contrato para la construcción del primer puerto protegido en Las Palmas fue adjudicado a la empresa británica Swanston. Esto no solo provocó un aumento en el tráfico portuario y en el comercio de importación y exportación, sino también la llegada de nuevas empresas y un influjo de trabajadores clave que se establecieron en Las Palmas con sus familias.

Se hicieron varios intentos para fundar un club social para los residentes británicos, pero ninguno prosperó hasta que, en octubre de 1908, un grupo de 36 residentes celebró una reunión para discutir este proyecto en las instalaciones de la Grand Canary Coaling Company, decidiendo finalmente proporcionar los fondos necesarios para su inicio en locales alquilados cerca del parque de Santa Catalina, en el Hotel Rayo.

Una vez constituido adecuadamente, con el Vicecónsul Británico Mayor Peter Swanston (pariente del conocido comerciante James Swanston, quien llegó a Gran Canaria en 1812 y era conocido localmente como Periquito) como presidente, y con 57 miembros, no solo británicos sino también de otras nacionalidades, comenzó a funcionar como lugar de reunión y celebración de eventos.

Solo unos años más tarde se llegó a la conclusión de que la ubicación no era adecuada y, tras alquilar otro inmueble por un tiempo breve, la dirección de la firma Elder Dempster (Islas Canarias) Ltd propuso una propiedad junto al Hotel Metropole, conocida como la casa Brown, construida en 1902 para el acaudalado destilador escocés Robert Brown, cuyo hijo Thomas Mitchell Brown fue afectado por tuberculosis al año siguiente. Tras la muerte de su hijo, el propietario perdió todo interés en la propiedad, que fue tomada por Elder’s. Así, el 1 de enero de 1912, el Club se trasladó a su nuevo hogar, que fue alquilado durante muchos años hasta su adquisición definitiva en 1933, donde permanece hasta hoy.

Aunque se admitió a las mujeres como socias en las nuevas instalaciones, durante décadas su acceso estuvo restringido a la planta baja, evitando su presencia en el bar y la sala de billar. Fotografías de la época que muestran pequeños grupos de mujeres sentadas charlando y fumando tranquilamente en los escalones que en esos días daban a una pequeña playa, parecen sugerir que no les preocupaba demasiado esta restricción.

Fueron muchas las personalidades distinguidas que visitaron el Club en sus primeros años: el Duque y la Duquesa de York, luego el Rey Jorge VI y la Reina Isabel; Agatha Christie; Charles Lindbergh; el General Primo de Rivera; la famosa soprano Eva Turner, entre otros.

El Club siempre contó con un buen y leal personal canario, algunos de los cuales permanecieron en la institución durante casi toda su vida laboral, como el muy querido Manolo, a pesar de las dificultades de los años de guerra, la escasez y los problemas económicos. El número de británicos residentes en la ciudad disminuyó en la segunda mitad del siglo XX, conforme el sur de la isla se abrió al turismo, logrando que en la actualidad los socios españoles y de otras nacionalidades superen en número ampliamente a los británicos.

Las fechas importantes del calendario británico continúan celebrándose con eventos típicos: por ejemplo, cenas en la noche de Burns o durante el día de San Patricio, o quizzes en pub para el día de San Jorge.

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